25/11/13

Elecciones Europeas (VI). 'El sorpasso'' FALTAN 6 MESES (180 días)



En primer lugar tengo que reajustar el calendario. Porque hasta hoy no me había enterado de que, finalmente, las elecciones se celebrarán un mes antes (entre el 22 y el 25 de mayo) así que, por poner una fecha concreta, supongamos que en España la votación tenga lugar el domingo día 25 de Mayo. Es decir dentro de seis meses.
Pido disculpas por mi incompetencia y por lo irrisorio de un tipo intentando explicar las elecciones europeas sin siquiera estar al tanto de las fechas.
En todo caso en mi primera entrega confesé mi desconocimiento y las limitaciones de mis razonamientos.
Hecha esta rectificación y yendo al grano, parece confirmarse el barrunto de que las próximas elecciones europeas pueden ser bastante diferentes de las anteriores.

Diferentes en lo tocante a las ganas de “estar” en las listas por parte de muchos pesos pesados de los partidos mayoritarios.
Diferentes en lo que se refiere a la percepción que tenemos los ciudadanos sobre estas, hasta ahora, supuestamente “irrelevantes” elecciones.
Y, sobre todo, diferentes porque, por primera vez, el resultado no está cantado (del todo) de antemano.

En cuanto a lo primero: No hay más que leer lo que van publicando los distintos medios para darse cuenta de que en esta ocasión una plaza de eurodiputado, más que “apetecible” puede resultar “irrenunciable” para determinados señores que, hasta ayer, se encontraban bastante más cómodos aquí en casa.
Y ello tanto porque algunos han descubierto que su tiempo (político) está agotado, como porque dicha plaza puede suponer una especie de paraguas judicial ante eventuales responsabilidades no prescritas.
Y, también (y no menos importante, para unos y otros) porque los 90.000 € de “sueldecillo” sin mayores incompatibilidades, ni exceso de trabajo, son un cierto aliciente.
En cuanto a lo segundo (la percepción ciudadana): Ya no estoy tan seguro de que realmente haya cambiado radicalmente; Pero lo cierto es que oigo hablar (y hablo) sobre el particular mucho más a menudo y con bastante más interés que antaño.
Aunque, todo hay que decirlo, con casi el mismo desconocimiento que entonces.
Y en cuanto a lo tercero: En este “barrunto” mío es patente que se mezclan, deseo, fantasía y una razonable dosis de realidad.
Deseo: el que tengo yo (y estoy seguro tenemos otros muchos) de que ese próximo parlamento nos represente mínimamente y deje de ser el silente mayordomo de toda la caterva de depredadores y vampiros que en estos momentos gobiernan nuestros destinos.
Fantasía: el pensar que los ciudadanos de toda Europa nos pondremos milagrosamente de acuerdo en no votar a los grandes partidos de nuestros respectivos países.
Y, Realidad: la que derivase de una especie de reflejo del vómito colectivo (moral y visceral) de unos electores que, asqueados de la desvergüenza, ineptitud y servilismo (además de corrupción en algunos casos), decidieran levantar el trasero del sofá el día de las elecciones y plantarse ante la urna con una papeleta en la mano. Aunque tan solo fuera por darse el gusto de tocar las narices al sistema en unas elecciones en las que las fidelidades políticas son menos intensas.
Si tal cosa ocurriera podríamos amanecer al día siguiente con la ilusión de que no todo está perdido y que, tal vez un parlamento sin mayorías absolutas y con las elecciones nacionales y municipales pisándoles los “zancajos” en muchos países (el nuestro entre ellos) a los partidos, obligaría éstos a tentarse la ropa y procurar comportarse con algo más de  decencia ante la opinión de sus representados.
Algo de ello ya se cuenta en algunos periódicos poco sospechosos de radicalismo.

Y supongo que bastante más habremos de escuchar (y ver, en televisión) en los próximos seis meses.
La cuenta atrás está a punto de comenzar y no creo que podamos comernos los turrones (quienes aún puedan) sin estar metidos en plena campaña electoral (preelectoral, la llamarán)
Ante ello considero un deber de todo ciudadano el informarse lo más objetivamente posible para enterarnos de qué es lo que se ventilla y quiénes serán los (partidos) que durante los próximos cuatro años van a decidir sobre nuestra vida diaria muchas más cosas de las que suponemos.
Soy consciente de que será  muy difícil que los partidos de izquierda (el Partido Socialista Europeo hoy por hoy no lo es) alcancen la mayoría.
Pero soy bastante más optimista porque pienso que ese mismo Partido Socialista Europeo (PSE) puede terminar convertido en “bisagra” debido a un probable  descenso del Partido Popular Europeo (PPE) combinado con el previsible ascenso de la “izquierda” (Partido de la Izquierda Europea, Partido Verde Europeo y Alianza Libre Europea).
Y en esa tesitura, quizá terminarán “echando cuentas” (en sus respectivos países) y rompiendo el equilibrio, si no a favor de una clara mayoría de izquierdas (que por número de escaños será difícil), sí a la necesidad de discutir y negociar cada coma de las leyes y a visibilizar su discusión pública. Lo cual resultará bastante incómodo y vergonzoso para muchos.
No sería extraño; De hecho, por lo visto, hace unos días, los socialistas “han vuelto” (¿dónde coño andaban?)
Dejo tan sólo un par de enlaces que, más o menos, abundan en lo que pienso.

Estas elecciones pueden ser distintas.

El resultado no está aún decidido

EL nuevo parlamento tendrá (si quiere hacer uso de ella) la mano “más larga”   
Y todo eso sin contar con el “valor añadido” que en nuestro país tendría un claro revolcón del PP unido a una severa cura de humildad del PSOE.
Saludos.

Recopilatorio Elecciones Europeas:

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