12/3/13

De acuerdo Sr. Becerra: ¡empecemos por arriba!



Supongo que muchos de nosotros ya sabemos quién es el catedrático D. Santiago Niño Becerra, “neoliberalote” donde los haya. Aunque pienso yo que más por convicción que por “conveniencia”
Se nos descuelga hoy en El Economista con un guiño a la Economía del Bien Común que, tras su apariencia de inocencia y buenas maneras, pretende ser un caramelo envenenado.
 ¿Queréis Economía del Bien Común?
¡Vale! pues os vais a hartar de ella.
Ya estáis empezando a notar sus delicias.
¡A conformarse con lo que hay!.
………
Y así una serie de afirmaciones que, sin ser falsas, tampoco son del todo ciertas porque se “olvida” de incluir en esa necesidad de adaptarse a “lo que hay” a todo el ejército de plutócratas, buscavidas, robaperas y parásitos sociales varios que, al igual que “la tenia” (o solitaria) consumen todos los nutrientes del paciente (la economía), que -por mucho que coma (produzca) no da abasto para saciar a tanta avaricia.

Avaricia protegida y respaldada por unas reglas de juego dictadas e impuestas por quienes medran a costa del sudor, la miseria y el dolor ajeno.
Sr. Niño Becerra:
Un servidor es consciente de estar viviendo (en parte) por encima de las posibilidades de los más desheredados de la tierra (los que viven en los países pobres o empobrecidos).
Y también es consciente de que, si las cosas se hacen bien, tal vez tenga que renunciar “a algo”.
Pero es muy probable que con tan sólo pasarles el cepillo al mundo financiero, las grandes empresas y los ricos tan ricos que ni saben el dinero que tienen, y -de paso- congelar los fondos de los paraísos fiscales de modo que cuando pretendan salir de ellos “pasen por caja”, con tan sólo eso, igual (un servidor) tan sólo tendría que renunciar a sus malas costumbres.
Estoy convencido de que son más prescindibles los dividendos y los sueldos estratosféricos que las pagas extraordinarias, los salarios decentes, o las pensiones.
Y también estoy convencido de que es más que razonable que las rentas tributen todas por igual.
O, si se me apura, que tributen más las que “caen del cielo”, sin madrugar ni hacer nada de provecho.
Posiblemente con eso pudiera ser suficiente.
Así que, de acuerdo Sr. Becerra:
¡A conformarnos con lo que hay!
Pero todos a la vez.
    
 Saludos.

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